12 de octubre de 2024

CONDENAN A PRESIDIO PERPETUO A FEMICIDA DE MUJER CUYO CUERPO FUE HALLADO EN CANAL DE REGADÍO DE CHILLÁN

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El fiscal Mauricio Mieres Mujica informó que a presidio perpetuo, una de las máximas penas que establece nuestra ley, fue condenado Carlos Merino González, quien fue llevado a juicio oral por el femicidio de su exconviviente, la ciudadana colombiana Gladys Ardila, cuyo cuerpo fue hallado al interior de un canal de regadío de Chillán, el 9 de julio de 2020. De esta forma, deberá cumplir, al menos, 20 años en la cárcel antes de optar a algún beneficio.

La investigación fue realizada por el fiscal Florentino Bobadilla Rodríguez y la Brigada de Homicidios de la PDI de Ñuble, y en ella se logró establecer que cerca de las 19 horas del 6 de julio de 2020, Carlos Merino se reunió con su expareja, con quien tiene un hijo en común, afuera del terminal de buses La Merced de Chillán. Luego, ambos se trasladaron en el automóvil del hombre hasta el sector Santa Elvira de la misma ciudad, donde le causó la muerte por asfixia por sofocación. Tras esto, arrojó el cuerpo al Canal De la Luz, a la altura del número 225 de calle Sotomayor.

El Tribunal Oral en lo Penal de Chillán condenó, además, a Carlos Merino González a la inhabilitación absoluta perpetua para ejercer cargos y oficios públicos, y derechos políticos.

El autor de este femicidio íntimo fue detenido a fines de mayo del año pasado en Arica, hasta donde se había ido a vivir. Cuando fue formalizado el 31 de ese mes, el Juzgado de Garantía de Chillán no acogió la prisión preventiva, por considerar que la evidencia indiciaria no era suficiente para presumir la participación del inculpado en el delito. Sin embargo, esto fue revocado por la I. Corte de Apelaciones de Chillán un día más tarde.

El fiscal Mauricio Mieres destacó que algunos elementos relevantes para lograr este veredicto condenatorio fueron el peritaje forense de la PDI; la declaración de testigos que dieron cuenta de actos de violencia de género contra la víctima, como agresiones físicas, amenazas y hostigamientos; el análisis del GPS del vehículo que conducía Carlos Merino, y grabaciones de cámaras de vigilancia que ubicaron a la mujer en compañía de su victimario, a pocas cuadras del lugar del hallazgo del cuerpo.

 

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